martes, 18 de octubre de 2011

Frotar las piedras calientes llama a la genia que llevamos adentro

Ha sido para mí maravilloso iniciar a muchas mujeres en el masaje con piedras calientes. Al principio temían que les doliera, que las quemara. Y al finalizar las sesiones, todo lo contrario: ronquidos y rictus de placer.
Hice de las piedras extensiones de mis manos, y la suave presión que voy trazando sobre la ruta de los siete puntos bioenergéticos y la estela de calor seco que irradian en el canal central del cuerpo expulsan cansancio y stress. Las propiedades cósmicas de las piedras llevan y traen energías: te absorben la humedad y las malas ondas, a la vez que recargan de magnetismo y oxígeno.
Trabajo con variedades de arroyos cordobeses, del Sur y de la costa, que descargo con la Luna y recargo al alba.
Juntas, piedras, tú y yo, buscamos sacar lo mejor de cada una. (Leer más)

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