Cómo prepararse para el sol del verano

La playa, el sol que baja cerca de nosotras, irradian alegría y felicidad, pero nos someten a exigencias de cuidados que en el resto del año no tenemos en cuenta. 
Además de atender recomendaciones sobre cómo plantarnos en cada circunstancia e intensidad de los rayos cuando estamos al aire libre, hay que incluir en la rutina precauciones "de laboratorio", como protectores solares adecuados, en general, pantalla total cuando cada piel lo requiera, y exfoliaciones periódicas para la segunda línea de la defensa.
Y cuidado: el bronceado es tan estético como riesgoso.
Cuando hago en el gabinete las exfoliaciones propias de esta época hago el barrido de la grasitud para que las cremas adecuadas a cada piel rindan a pleno, tanto en cuanto a los principios activos que incorpora cuanto a la economía del tratamiento.
Aprovechar cada gramo de las aplicaciones implica usar menos producto y menos mano profesional. ¡Cada minuto sobre la camilla tiene que rendir por 3!
Mientras la persona está relajada durante la exfoliación le machaco con algunos consejos para que tenga en cuenta 
Agua: ingerir la mayor cantidad posible es uno de los secretos del éxito si vas a realizar algún tratamiento estético. Nunca debe ser fría de la heladera. Andar con la botellita encima es la solución más práctica.
Caminata: aunque hagas gimnasia aeróbica, localizada o pilates, la celulitis requeriría alternar con una salida a caminar que no baje de los 45 minutos.
Descalzarse al llegar a casa: alivia las pantorrillas, es el merecido premio a la presión de estar espléndida.
Mojar la planta de los pies con agua fría por medio de un duchador (o sentada en una silla dentro de la bañera) e ir subiendo el chorro por las piernas hasta la cadera, tres a cuatro veces durante 10 minutos, hace desaparecer el cansancio.
Exfoliar la piel sin cremas ni ir al gabinete, sólo eliminando las células muertas de la piel sólo requiere de una preparación casera, que se hace mezclando dos cucharadas soperas de yogur con una de azúcar, y aplicar en el rostro con suaves movimientos giratorios. Se lo deja así 10 minutos y se retira con una esponjita embebida en leche tibia.
Humectar el cabello para que quede suave y brillante envolviéndolo con una toalla mojada con agua tibia y aceite de oliva. Luego se le pasa secador 20 minutos para que penetre el aceite en el cuero cabelludo y finalmente se lo lava con un buen champú de los que suelo recomendar.